Una declaración de realidad

El país de Atreyu en el que viven los héroes es la imaginación del lector. Pero nuestro poder de dioses es un trato desigual, pues ellos no nos imaginan a nosotros en nuestro cálido rincón mirando al horizonte de la noche.
Y menos aún muestran algún interés cuando al llegar el sueño, o quizás mejor...desvanecerse, volvemos la mirada y nos tropezamos con ese pequeño espacio lleno de objetos y lugares que conforman nuestro universo cotidiano.

Por eso, viva la imaginación que sirve a la vida, la fantasía que no es sólo refugio, sino sobre todo, aspiración de realidad. La que no nos acomoda sino que nos inquieta, la que nos lleva a actuar.

Porque la vida, esta hecha de las cosas que hacemos y sentimos, no de las promesas de lo que no haremos y los personajes que sentimos, pero no somos.

Viva la vida imaginativa

Que duerma para siempre... la vida imaginada